Franceses que fueron protagonistas de corrupción política en su época

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Los casos de corrupción a nivel local tienen que ser muy gordos para tener una repercusión en Francia. Los medios galos recogen el caso Urdangarin por ser miembro de la Familia Real, pero no se interesan por otros como el de Camps o José Blanco.

En Francia el número de casos de corrupción política no es comparable con el gran número de denuncias publicadas en los medios españoles sobre nuestros políticos.

En los últimos cinco años los casos de corrupción pueden contarse con los dedos de una mano en el país vecino, mientras que en España los políticos implicados en casos de corrupción han llegado a 600.

A pesar de ello, la corrupción política acapara gran atención de los medios galos. “Los franceses son animales políticos”, asegura la periodista española Cintia Piña que trabaja para la cadena francesa France24.

La periodista explica que a los franceses les encanta el debate, la confrontación de ideas y los entresijos de la política y, como tal, los medios de comunicación dedican mucho espacio y tiempo a esta temática.

Además, la periodista señala que la prensa escrita es de muy buena calidad y posee buenas plantillas de periodistas de investigación que siguen al milímetro los diferentes casos de corrupción política.

Destaca el caso Clearstream, en el que durante cinco años “los medios de comunicación franceses no han dejado de informar ni un solo día sobre el asunto”.

El ex primer ministro francés, Dominique de Villepin, fue acusado de querer perjudicar la carrera presidencial de Nicolas Sarkozy con la publicación de una lista de personalidades, entre las que estaba el presidente francés, con supuestos números de cuenta  que se utilizaban para cobrar comisiones ilícitas.

Villepin fue finalmente absuelto, pues pudo demostrar que desconocía que la lista fuese falsa.

Otros casos destacables son los de los empleos ficticios de la ciudad de París o el “caso Karachi”. En ambos han sido implicados varios políticos franceses de gran nivel.

En el primero, Jacques Chirac, fue condenado a tan solo dos años de prisión que no cumplió. Uno de las figuras más prominentes de Francia, que fue presidente y primer ministro en varias ocasiones, fue objeto de una condena “histórica” por malversación de fondos públicos y abuso de confianza por la creación de cargos ficticios durante su etapa como alcalde de París.

En el segundo, Dominique de Villepin tuvo que responder ante la justicia por la investigación que intenta esclarecer si se obtuvieron comisiones ilegales de Pakistán tras la venta de armamento, utilizadas para sufragar la campaña electoral del candidato presidencial, Edouard Balladur.

El diario ‘Liberation’ apuntaba además que Sarkozy, por entonces portavoz del candidato, estaba al corriente del cobro de estas comisiones.

Se sospecha además que la interrupción del pago de las comisiones podría estar detrás del atentado de Karachi (Pakistán), en el que murieron unas 15 personas, entre ellas 11 ingenieros franceses. De ahí el nombre del caso.

Otro caso que implicó a varios altos cargos franceses fue el culebrón de Lilianne Bettencour. La heredera del imperio ‘L’Oréal’ habría “engrasado” con buenos fajos de dinero a buena parte de la clase política gala, entre ellos al entonces candidato presidencial, Nicolas Sarkozy.

Los casos de corrupción local tienen que ser muy gordos para tener una repercusión en Francia

La diferencia entre los casos de corrupción política en Francia y España es visible. El nivel de implicación que se alcanza en Francia es mayor, pues implica a altísimos cargos que están o han estado en el gobierno de la república

Además, los casos de corrupción política más sonados suelen ser los tratados en los tribunales de la capital, a diferencia de España donde los casos locales también tienen gran repercusión, tal y como ocurrió en Marbella o Villaviciosa de Odón.

Francia es un país mucho más centralizado que España. El número de casos locales es menor que en España y cuando se dan, tienen que ser muy gordos, para llegar a tener una repercusión nacional.

Uno de estos pocos casos que sí ha conseguido acaparar la atención de los medios es el escándalo del presidente del Consejo General Bouches-du Rhône (equivalente al Comunidad autónoma), Jean-Noël Guérini, uno de los principales barones del Partido Socialista.

Guérini implicado en un caso de corrupción por la atribución de concesiones públicas de descargas de basura que han favorecido a su hermano. Está acusado por tráfico de influencias.

Se sigue el caso Urdangarin por ser miembro de la Familia Real, pero poco más

En cuanto a la percepción de los franceses de nuestra corrupción política, los medios galos recogen casos como el de Iñaki Urdangarin por ser miembro de la familia real y han seguido el juicio contra el juez Baltasar Garzón, por tratarse de un magistrado con gran repercusión internacional por la lucha contra ETA o los procesos contra el dictador chileno, Augusto Pinochet.

Sin embargo, pasan desapercibidos casos como los de Camps o Jose Blanco que no interesaron lo más mínimo a nuestros vecinos, según contaron los medios de la época.

CP

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