El general Sani Abacha, director de Personal de las Fuerzas Armadas de
Nigeria, llegó al poder en 1993 tras liderar un golpe de Estado. Durante
los cinco años en los que ejerció el gobierno, prohibió los partidos
políticos y disolvió los organismos del Estado.
Tras su muerte, en 1998, el gobierno nigeriano inició una
investigación en contra de su familia por enriquecimiento ilícito. Se
les acusaba de tener US$2.500 millones en cuentas personales de bancos
en Suiza, el Reino Unido, Luxemburgo y Liechtenstein.
En 1999 el gobierno nigeriano encabezado por el presidente Olusegun
Obasanjo inició una campaña para recuperar el dinero, perteneciente a
los fondos del Estado. Las autoridades de ese país comprobaron la
existencia de cuentas pertenecientes al hijo mayor de Abacha, Mohammad y
a varios colaboradores del mandatario fallecido.
En 2002 el gobierno suizo anunció que la familia de Abacha
devolvería US$1.000 millones a través de un acuerdo extra judicial. Este
les permitía conservar US$100 millones.
El convenio también incluyó retirar algunos de los procesos
judiciales contra del hijo de Abacha, quien había sido acusado fraude,
malversación y lavado de dinero. En ese momento estaba en prisión por
cargos de asesinato. Posteriormente, en 2004, el ministerio de Justicia
de Suiza ordenó la devolución de US$500 millones.
Desenlace
Un informe publicado por la organización Transparencia Internacional
en 1997 calificó a Nigeria como el país más corrupto en el mundo. Tras
el escándalo, Obasanjo, quien asumió la presidencia en 1999 se
comprometió a utilizar el dinero devuelto en proyectos de desarrollo en
las áreas de salud y educación.