Maduro es un tumor cancerígeno para Venezuela y la región

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Bayly no solo se lanza contra el Presidente venezolano. También dice que Evo Morales haría “fraude” en las elecciones, que es “profundamente pesimista” de Bolsonaro y que Macri es un “fracaso”.

El hecho de estar radicado en Miami no le impide al escritor, periodista y presentador peruano, Jaime Bayly, estar atento a lo que pasa en América Latina. De hecho, desde su programa en Mega TV acostumbra, con su estilo provocador y gran sentido del humor, lanzar sus dardos contra los líderes de la región. De paso en Chile para participar en la segunda edición de Festival de Autores Santiago, Bayly conversó con La Tercera. El siguiente es su descarnado análisis de la escena política sudamericana.

A propósito del cáncer detectado al Presidente uruguayo Tabaré Vázquez, usted dijo que “esos tumores malignos deberían crecer en el cuerpo de Maduro”. Pero a estas alturas el mandatario venezolano parece incombustible.

Maduro no tiene un tumor, no que lo sepamos, pero él mismo es un tumor cancerígeno para su país y la región. Y ese tumor habría que extirparlo cuanto antes. Yo creo que es legítimo desear el fin de un dictador. El fin pacífico o el fin violento. A Maduro, a (Diosdado) Cabello, que son criminales, hay que darlos de baja, son alimañas, hay que fumigarlos. No hay que negociar con ellos, porque es imposible reformarlos, adecentarlos o convertirlos en demócratas. Eso se ha probado con los terroristas de las FARC. Maduro y Cabello son discípulos de Pablo Escobar y de El Chapo, discípulos y colegas. Pero también son discípulos y colegas de Milosevic, son genocidas. Entonces yo creo que América Libre ha sido muy tibia con Maduro, no pasa de pronunciamientos diplomáticos.

Al respecto, los países del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) acaban de acordar nuevas sanciones contra Venezuela, pero “sin el uso de la fuerza”. ¿Considera que fue un error?

Es un gravísimo error. Lo primero que dicen es lo que Maduro quiere escuchar: “Descartamos por completo el uso de la fuerza”. Sin el uso de la fuerza es imposible derrotar a esa dictadura, porque esa es una dictadura que funda su poder en el uso inmoderado y exclusivo de la fuerza. Solo será posible derrotarla oponiéndole una fuerza superior, entonces me parece que Piñera, Macri, Duque y Bolsonaro son muy valientes para pronunciar discursos, pero son completamente incompetentes para trazar un plan eficaz destinado a derrotar a la dictadura venezolana. Con discursos hipnóticos no vas a derrotar a Maduro. Me sorprende que sean tan pusilánimes.

¿Usted cree que la actual situación que enfrenta Trump, tras la apertura de una investigación para iniciar un impeachment en su contra, es el escenario perfecto para Maduro? ¿La crisis en Venezuela deja de ser una prioridad para Washington?

Sí. Trump está demasiado enredado con el impeachment. Todo lo que pasa al sur de la frontera con México no le importa demasiado. Es evidente que a Trump no le duele Venezuela, ni siquiera ayuda a los venezolanos que están en EE.UU. Le piden una protección temporal, un estatus migratorio transitorio y no se los concede. Entonces Trump no va a intervenir. Pudiera, como mínimo, pedirle al Departamento de Justicia que expida órdenes de captura, de arresto contra Maduro y Cabello. Esto sería un gran paso. Debieran declararlos fugitivos de la justicia e, incluso, ponerles un precio a sus cabezas. Sería profundamente ingenuo y, más aún, habiendo despedido al embajador (John) Bolton, pensar que Trump va a mover un dedo para liberar a Venezuela. No lo va a hacer.

“Macri ha sido un fracaso”

Hace unos meses usted expresó su rechazo a los nuevos diálogos entre Maduro y el líder opositor Juan Guaidó en Barbados. A su juicio, ¿el fenómeno de Guaidó está en retirada?

El tiempo juega contra él, ya no es tan popular como en febrero. En aquella ocasión, la gran oportunidad fue la ayuda humanitaria. Dijeron que iba a entrar sí o sí (a Venezuela). Fue no o no. Guaidó ha perdido mucho el tiempo, ha autorizado unos diálogos en Oslo y en Barbados, bendecidos por el reino de Noruega, que bendijo los diálogos con los terroristas de las FARC, que, por supuesto, y como era previsible, no han llegado a ninguna parte. Pero perder el tiempo cuando eres un político supone también perder credibilidad, tu liderazgo moral se ve erosionado, entonces ahora hay menos gente que confía en Guaidó que en enero o en febrero. Por otro lado, el tiempo juega contra él porque en rigor su mandato como Presidente interino expira en enero, tocaría que la Asamblea (Nacional) designara a otro Presidente encargado. Además, el plan de Maduro es descabezar a esa Asamblea, convocando a unas nuevas elecciones en enero, entonces me parece que Guaidó es una buena persona, pero ha cometido errores más o menos serios.

El año pasado, en vísperas de las elecciones presidenciales en Brasil, usted dijo que “no votaría por (Fernando) Haddad” y, en referencia a Bolsonaro, aseguró “no me gustaría ser su amigo”. Sin embargo, destacó que “sus ideas económicas son mejores que las de Haddad”. ¿Hoy se arrepiente de esas declaraciones?

Bueno, yo no podría haber votado por Bolsonaro tampoco. Bolsonaro es antiliberal, a mí me parece que es profundamente reaccionario en los temas que atañen a la libertad o a la moral individual, es un sujeto retardatario, de las cavernas, es un capitán del Ejército. Pero cuando dije eso quería decir que quizás a Brasil le convenía, después de tantos años del PT, después de tanta corrupción del PT, ensayar un modelo económico más cercano al capitalismo y al libre mercado. Digamos que era lo único positivo que podía tratar de encontrarle a Bolsonaro, que sus aliados en el campo económico parecían capitalistas. Sin embargo, tengo la impresión de que Bolsonaro es tan cenutrio, que es tan estólido, es tan corto de miras, que ni siquiera va a manejar bien la economía. O sea, soy profundamente pesimista con Bolsonaro.

¿Los presagios de quienes advertían que Bolsonaro era lo peor que le podía pasar a Brasil se quedaron cortos?

Sí, porque Bolsonaro, que ganó una elección democrática, no gobierna democráticamente, no habla democráticamente, no se conduce como demócrata ni como un estadista. Entonces no se puede tener como Presidente de Brasil, que es una potencia mundial, a un sujeto al que no le cabe el mundo en la cabeza. Sus peleas con (Emmanuel) Macron son francamente patéticas. A mí me parece que es un político chato, mediocre, deshabitado de ideas, sin una visión de estadista.

En cuanto a las próximas elecciones en Argentina, usted comentó que con Alberto Fernández “la democracia puede estar en jaque”, pero que era “menos riesgoso” que Cristina Kirchner.

Insisto en eso. Yo no soy peronista, pero Macri ha sido un fracaso. No debería sorprendernos que Macri pierda las elecciones.

De hecho, usted lo calificó como un “gerente que fracasó”.

Exactamente.

¿Cree que tal vez ese fue el problema, actuar como gerente y no como Presidente?

Sí, exacto. Pero, además, uno decía gerenció bien a Boca Juniors, bien a la ciudad (como alcalde), entonces va a gerenciar bien a Argentina. Pues, no. Lo hizo fatal. Macri le echa la culpa al mundo o a la señora Cristina, que es toda una conspiración contra él. No, la culpa la tiene Macri. Yo soy moderadamente optimista con Alberto Fernández. Creo que es mucho más inteligente que Macri, se nota cuando habla. Es un político profesional, no es un gerente. Conoce mucho más que Macri el complejo y enrevesado mundo del poder peronista, que es el mundo del poder en Argentina. Yo creo que va a hacer un gobierno razonable, no creo que va a hacer un gobierno chavista y, además, creo que ya no es posible hacer un gobierno chavista en Argentina, porque el precio de la soya no está volando y no hay dinero para dilapidar.

“Evo va a trampear la elección”

Evo Morales dijo en la ONU que su país “no renunciará a su derecho de acceder soberanamente al Océano Pacífico”. ¿Lo ve como una estrategia del Presidente boliviano de cara a las elecciones de octubre?

Mis fuentes me aseguran que Evo Morales va a trampear la elección. Contada limpiamente, la perdería en segunda vuelta. Pero en el balotaje van a falsificar los comicios, van a amañar las elecciones. Están metidos ahí los cubanos operando, intrigando ya. Mis fuentes me dicen que desde La Habana le han dicho a Evo Morales: “No se le ocurra entregar el poder, mira lo que le pasó a (Rafael) Correa en Ecuador”. “Si entregas el poder”, le han dicho a Evo, “vas a terminar preso el resto de tu vida”. No va a ser tan descarado de ganarlas el 20 de octubre, exonerándose del balotaje. Pero las va a ganar en segunda vuelta, seguramente perpetrando un fraude.

Y respecto a su país, ¿cómo ve al Perú de hoy bajo el mando del Presidente Martín Vizcarra?

Yo creo que Vizcarra ha resultado mejor que (Pedro Pablo) Kuczynski. Fue un recambio positivo para Perú. Me parece un hombre honorable, bien intencionado. No es tampoco un líder demasiado descollante, su agenda mínima ahora consiste en adelantar las elecciones al próximo año y no para 2021. En Perú una enorme mayoría desearía que Vizcarra cerrara el Congreso, sé que él está rodeado de gente que le susurra al oído: “Hágalo, va a pasar a la historia”. Pero haría muy mal en cerrar el Congreso. E, incluso, me parece que haría mal en obcecarse, en ser testarudo con el adelanto de las elecciones.

¿Y a Piñera lo ve como un referente de la derecha regional?

A Piñera lo veo como a Macri. Un político chato, incapaz de inspirarme o sobrecogerme cuando habla, ensimismado, envanecido, tóxicamente repetitivo y sin una sensibilidad diría que artística. A mí me parece que en eso Piñera es como Macri, son gerentes, cuando hablan te leen un memo. Pero hay algo que falta en ellos para elevarnos, para hacernos soñar. Y eso que falta en ellos, me parece a mí que es la sensibilidad, lo que yo llamo la sensibilidad artística. Estos son gerentes demasiado contentos de conocerse a sí mismos y que convierten el uso del poder en una fría toma de decisiones corporativas, y yo veo a la política como algo superior a eso, porque yo no veo a los países como empresas.

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