WATERGATE

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Qué pasó
En la madrugada del 17 de junio de 1972, un guardia de seguridad descubrió a un grupo de cinco intrusos en el hotel Watergate de Washington, donde se encontraban los líderes del entonces opositor Partido Demócrata. Se estableció que los «ladrones» estaban instalando equipos de espionaje electrónico en el edificio.

Lo que inicialmente se descontó como un incidente menor, se fue convirtiendo en un escándalo mayor, en buena parte gracias a la labor investigativa de los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward, del diario Washington Post. Ayudados por una fuente secreta apodada «Garganta Profunda», los reporteros empezaron a establecer vínculos entre los intrusos del hotel Watergate y el gobierno del entonces presidente republicano Richard Nixon.

El mandatario inicialmente negó cualquier conocimiento del hecho. Sin embargo, a medida que los indicios en su contra se acumulaban, empezó a hacerse evidente que el gobierno de Nixon había ordenado espiar a sus adversarios políticos, y más grave aún, se esforzó por obstaculizar la investigación judicial que intentaba esclarecer los hechos.

Una investigación parlamentaria estableció que Nixon había hecho grabaciones secretas de conversaciones con sus asesores, en donde discutía algunas de las actividades irregulares. Sin embargo, el presidente se negaba a entregarlas en su totalidad.

Para 1974 el gobierno había quedado virtualmente paralizado por el escándalo. En julio de ese año, la Corte Suprema ordenó al presidente entregar las cintas que probaban su culpabilidad.

Desenlace
Cuando parecía inevitable que el Congreso lo enjuiciara por cargos de obstrucción a la justicia, Nixon renunció a su cargo el 8 de agosto de 1974, siendo reemplazado por el entonces vicepresidente Gerald Ford.

Nixon, el primer presidente en renunciar en la historia de Estados Unidos, recibió un perdón judicial de su sucesor, Ford y así evitó la cárcel. Sin embargo, el escándalo debilitó la fe del público estadounidense en la transparencia del gobierno. Muchos años después se descubrió que el informante «Garganta Profunda», era en realidad el ex sub-director del FBI, Mark Felt.
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