Evo Morales: Un corrupto que no quiere dejar el poder en Bolivia

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Morales forma parte del grupo de dirigentes latinoamericanos de izquierda que ascendió al poder durante una época de precios altos en las materias primas. Al inicio de su mandato se centró en atender la desigualdad histórica en Bolivia, una de sus promesas de campaña.

Fue estricto con las empresas extranjeras de energía para que compartieran un mayor porcentaje de sus ganancias con el Estado e invirtió los dividendos en educación y atención a la salud, al tiempo que modificaba la Constitución para acelerar las reformas.

Morales, exlíder sindical de los cocaleros, viajó por todo el país enalteciendo sus raíces indígenas.

“La cuestión de los límites a los mandatos no es tan simple como a menudo se pinta”, dijo Mark Weisbrot, codirector de Centro de Investigación en Economía y Política, un grupo de expertos con sede en Washington.

Los estadounidenses, dijo, eligieron a Franklin D. Roosevelt por cuatro periodos mientras buscaba reformar la economía en la década de los treinta y comandaba a los aliados de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial en los cuarenta.

“Los dirigentes que cuentan con la suficiente confianza y tienen las habilidades para ser elegidos y presidir grandes transformaciones no son muy comunes”, dijo.

A pesar de eso, cuando en Bolivia se argumenta sobre la necesidad de que un dirigente como Morales vuelva a postularse, muchos suelen responder con el refrán que dice: “El poder corrompe a quienes lo detentan”.

Aunque los primeros años de Morales en el poder fueron notables por la reducción en la brecha de desigualdad y el fomento a los derechos de los indígenas, las noticias más recientes sobre su gobierno se han centrado en el mal uso de los fondos públicos y en ataques contra los medios.

Un escándalo involucraba a una mujer, Gabriela Zapata, con quien la prensa dijo que Morales tuvo una relación romántica. Zapata, de 31 años y exejecutiva de una constructora china que consiguió grandes contratos públicos, fue enjuiciada y sentenciada en 2017 por tráfico de influencias.

Morales ha negado cualquier conexión con ese caso, pero el rumor de que tuvo una relación con una mujer de negocios corrupta lo persigue.

“Creo que es un villano”, dijo Gabriela de Carpio, de 34 años, una madre desempleada que vive en La Paz. Para ella, los frecuentes escándalos de corrupción que involucran a las personas cercanas al presidente fueron una de las razones para que votara en contra.

“En Bolivia el ejecutivo ahora es el único poder y dirige a los demás”, dijo Víctor Hugo Cárdenas, exvicepresidente y ahora político de la oposición. Dijo que teme ataques en contra de los partidos de oposición en los próximos años, como los que se han visto en Venezuela.

En las elecciones judiciales celebradas la mayoría de los bolivianos expresó su enojo con el gobierno anulando sus boletas en lugar de escoger de entre una lista de jueces preseleccionados por el MAS.

Sin embargo, algunos analistas señalan que a pesar de que muchos electores quieren manifestar su enojo en contra del presidente mediante referendos y elecciones judiciales, una cantidad mucho menor estaría dispuesta a frenar su trayectoria si eso implica mandar al palacio presidencial a un político de oposición que no ha sido probado a ese nivel.

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